La noche avanza dentro de la noche
en la vereda encendida de oros y rubores
hay pasos que rompen las hojas caídas,
por esta senda de imposibilidad
a lo que ando sintiendo, le falta tu voz.
Vuelve el abrazo aún cálido
salvando caricias perdidas
a otra hora que es la misma
pero siempre en tu cuerpo.
Transitando otra vez, otra edad,
una luz despierta y constante en la casa de la memoria
marea vivaz en el vientre del recuerdo.
La ensoñación tiene tu aroma de musgo y nueces,
de piel de roble herida de letras, de esos nombres
por los que siempre nos llamaremos, Otoño.
Constanza Everdeen.
Arden mis ojos al leer tus versos y una estela blanca cruza mi cuerpo ante tu poema universal
ResponderEliminarLa poesía nos orbita y nosotros la cruzamos. Gracias por tus palabras
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