El tiempo entre dos eclipses es un puente
la verdad atemporal cruzando a través de tules
allá donde el encanto pone la mirada
el horizonte se muestra con su gesto de animal oscuro
la caricia líquida se derrama por las grietas
el ánima abrazándose a su canto, gime aldeas
se aferra a sus collares de fuego.
Dentro de los contornos de este deseo
el mensaje es un lenguaje mudo
la entrega del cuerpo a una causa salvaje
entre los muslos cegados de amor
nace la muerte, la visión, el dolor
que antecede a la gloria y su lasa penumbra.
Una esperanza derrumbada y solitaria
guardando aromas cenitales
como las ruinas poderosas de un misterio
la tentación desnuda sin manto de promesas
el llanto, trazo esquivo del paisaje
en la lentitud de sus dunas
se hunden los pasos , los indecisos latidos.
Constanza Everdeen.
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