Sueño la piel con la piel,
descansa el cielo sobre el lago
al compás calmado de los tambores
girando en vinilos oscuros.
La tarde larga y lenta
como una novela imposible
saborea nuestra espera,
las aspas del ventilador no saben
como inventar el aire.
Le escribo al sol
para me traiga la noche
y tú vengas,
para hacerme hueco y forma
en la postura de tu cuerpo
y ahogarme en tu iris de aguas transparentes.
Acoplarme a ti como una pieza maestra,
como un elemento vital
en tu respiración hechizada,
mientras se te forman nuevas galaxias
a donde llevarme.
Sueño con tu extenuación sobre mi vientre
como el retrato del héroe abrazado a su fortuna.
Constanza Everdeen © ®
Veintidós versos de perfume constelado.
ResponderEliminarVeintidós hechizos inevitables...
Un poema, un arcano, un misterio, un mundo que vivir...
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