martes, 10 de septiembre de 2019

El sueño del molino.

Abrazados sobre la hierba seca y nacer,
nacer juntos y solos.

El cielo sueña con el calor de las raíces,
carne y músculos de roble retorcidos
entrándose a través de la lluvia filtrada.

El cielo le hace el amor a la tristeza
y nunca duerme.

La tierra imagina nubes
creando en el vuelo de las águilas,
la señal y la fortuna,
la suerte de un jardín compartido
de pétalos tangibles.

La tierra le hace el amor a la esperanza
y nunca duerme.

Miramos la poza de piedra oscura
y el agua, el destino se nos hace transparente,
se nos hace un molino invisible.

El cielo y la tierra se remueven por amor,
el sueño y la imaginación nunca nos duermen.


Constanza Everdeen ® ©

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