Bebí la botella y lancé el mensaje al mar,
llevó mis letras al corazón de tu bahía
y en la última gota apurada
me diste el océano entero.
Entre estallido de olas y lenguas de sal,
nos llegamos a la melancolía
de nuestros pálidos corales
de rojos por vivir.
Y se hizo rumor marino,
se hizo porvenir
de otoños alcanzados de esperanza,
de mareas videntes y ensambladas.
Nuestras formas abiertas, mitológicas
navegaron los piélagos
hasta acercar la tierra,
alumbrando peces salvajes
y quimeras de agua.
Derretimos la espuma
en los cristales azogados,
crecieron las rocas grabadas
de esta historia con piel
de náutica hambrienta
y nos vimos morir.
En la resaca de párpados cerrados,
de playas distantes,
lanzo un mensaje al mar, amor.
Constanza Everdeen © ®
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