Como en las líneas de mis manos cuando están vacías de ti,
o en las muescas desesperadas de la pared que cuentan días
y delatan las noches de cabecero en frenesí.
Otras veces en la rectitud de tu horizonte,
ése que por complaciente desafío , no quiero alcanzar.
En los pliegues que se forman,
cuando no existe ni céfiro ni edad entre tu cuerpo y el mío.
En las curvas sinuosas de mi voluntad
o en el contorno oneroso de las nubes que no conminan nuestra tormenta.
Te descubro irreflexivamente en esa sucesión atemporal,
antes emanando como raudal paralelo,
ahora arrojándose como corriente perpendicular,
a nuestro "te amo".
Constanza Everdeen ® ©
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