martes, 10 de julio de 2018

La codicia es generosa.

Despertar de oscuros valles bajo los ojos
telares retorcidos de ausencia
restos de abandono de la flama
conjeturas con otro perfume.

Recelos de satélites llorados 
salando la almohada,
la sed de esa fuente
que de súbito dejó de manar.

Tejiendo redes para volver al mar
apostando al naufragio de verdades
sin parecerme a la voluptuosidad dorada
falacias del dominio de tus ojos.

No existo en jaulas de oro,
el precio de la noche es en plata
sin distinguir soledades 
navegando en letras menguantes.

Espinas girando en la esfera
mi boca se acerca a valiente,
declarándose mortal
defendiendo lo que fue tuyo.

Desánimo en su conquista
sembró fuego para recoger remanso de aguas,
vivir esta tierra es un todo o nada,
donde todo y nada eres tú.



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