miércoles, 4 de julio de 2018

El amor también es una escalera.

El amor es sucesión de peldaños,
una escalera de color siempre ganadora,
Incógnitas por despejar,
creación y estructura compleja,
precipitado accidente,
a veces mortal.

Es darse la mano para no tropezar
mientras se juega a medir las distancias.

Espera y encuentro furtivo en el rellano,
la refulgencia del objeto amado en lo alto,
esa penumbra geométrica
que dibuja el ala de su sombrero,
en el umbral de la ascensión.

Luminiscente final y el principio de toda ley.

Devaneo entre el subir y el bajar,
Un tango en el averno,
un bolero bajo techo o a la intemperie
que siempre es travesía hacia algún espacio,
preferentemente sideral y por descubrir.

Gradería de mensajes en cascada
entre dos misterios.

Escenario alusivo de tentaciones,
confluencia de lo platónico y desapercibido,
estallando como una manada de frenéticas estrellas.

La imaginación siempre tiende a la estrechura de su grandeza,
y es que otra escala del amor es una escalera.


Constanza Everdeen ® ©

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