Los suspiros me sostienen
en esa nube plateada
que redime mis desvelos.
Me eliges números sin azar
entre fechas convulsas
como si la agitación de mis caderas
fueran los dados de tu suerte.
Esos músicos dementes
sacándose andantes acordes
en la celeridad del hundimiento
por las latitudes imposibles de una alcoba.
Después el beso y sus formas internacionalizadas
en un fluido y salvaje territorio,
desenfreno de galaxias dominantes y límites abiertos
a nuevas repúblicas donde morir.
Entre suspiros, las letras
y entre las letras,
ese silencio amatorio
preámbulo de roces y rezos,
de verticalidad y tendencias.
Constanza Everdeen. © ®
No hay comentarios:
Publicar un comentario