Tenemos cielos por cumplir
cúmulos que acariciar
para que esta vida nos devuelva la lluvia
nos destierre al paraíso
y habitemos ese árbol de manzanas mordidas
que respira el mar entre mareas.
Somos danza privada
en ese vecindario de dioses
de ojos grandes y mano firme
vigilando lo que hacemos
con nuestros quiebros
con la savia de la herida.
Si sueñas y amaneces
triste y celeste,
te lleno las manos de tierra
para que me la guardes
y solo tú la siembres.
Te hablo sobre un globo rojo
flotando en ese charco en la sequía.
Poemas con alma ensoñada
y quimeras desnumeradas
resistiendo el reverso del corazón
las distantes y gemelas ilusiones.
Hoy desde el otro lado
que es justo junto al tuyo,
hoy más que nunca
te amo a cielos.
Constanza Everdeen © ®
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