Hoy no hay viento en la colina,
todo dormita en callada quietud
bajo un denso velo de nubes
de difuminados límites.
El mar es una lámina plateada
meciendo discretamente
la mirada triste,
el mar nos une y me lo traes
salpicado de sueños colorados
de fantasía de pasos lentos
a mi pacífica soledad.
El trance de la luna
en ciertas conjunciones
se torna desafío,
a la lluvia se le olvida ser lluvia
removiendo el yermo desarraigo
que llora el verde bosque
y los vivos acantilados.
Pero me traes el mar
y yo te siento dentro
como un faro de estrellas
salvándome del salto
por esa ventana
que me abres en el pecho.
Constanza Everdeen © ®
No hay comentarios:
Publicar un comentario