Todo empieza en tu silencio,
moviéndose felino por mi accesibilidad
de fémina emergente
habitada de eróticas premoniciones
y músculos de espuma.
Todo empieza en un jardín de utopías
entre flores de terciopelo
susurrándome la entrada al laberinto
donde me convertiré en cenizas
de lobo en celo.
Todo empieza en tu mirada
y termina en mis tobillos
quebrados por alcanzarte
para que me saques
de este desierto violento
en tu montura.
Todo empieza como sueño
a través de dentelladas espectrales
danzarina en tu boca ermitaña
terminando como dócil y callada pluma.
Todo empieza en mi silencio
atesorándote como mi único bocado
en el camino del secadero atardecido,
cuando más ansío
tu mano en mi mano.
Constanza Everdeen © ®
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