He besado las historias que duermen en tu sombra
las he mirado como la amante inmóvil
que escucha los huecos pensativos de tu silencio,
he aguardado el gesto invasor de tu mano
para despertar el bramido del tierno animal.
Nos hemos dejado caer en el sueño de ese abismo
de fauces tímidas e incivilizadas
abandonados a la profundidad insomne
del amar salado, la mar de dulce.
Haciendo de nuestra conversación confitería
y jardines diurnos con estatuas atentas,
nos bebemos la miel de las flores,
esas que se abren a nuestra amada noche
de relámpagos e ingenios sin descanso,
en la que la inflamada piel de los jazmines
se nos diluye en esta sangre de signo oscuro
el vuelo de las golondrinas temerarias,
un deseo de velas indomables,
un amor que remonta los ríos.
Constanza Everdeen © ®
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